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LUNES 19 DE DICIEMBRE DE 2011
Maestra de la arcilla
Es la mejor ceramista de Chulucanas. Juana Sosa Alache, hija de una familia de ceramistas, se inspira en las mujeres de su tierra, en la historia de su pueblo y en los animales que recrean la vida. Sus esculturas de fino acabado y estilo único ya han conocido ferias internacionales donde han recibido elogios del público y de la crítica.* |
Juan Sosa Alache señala que, a pesar de las dificultades, sus manos seguirán despertando la magia de la arcilla.
© Jesús Raymundo / Artífice Comunicadores |
En sus manos solo hay espacio para la esperanza y la creatividad. Cuando amasan la arcilla, no importa saber cuánto tiempo necesitará para surcar sus anhelos. En cada pieza, en cada aliento, la ceramista Juana Sosa Alache hurga en sus días de aprendizaje y viaja con su imaginación intentando tocar el cielo. A solas y en silencio, conversa con su alegría y su pasión, con su pasado y su futuro, con sus recuerdos y sus deseos.
Luces y sombras
Después de varias décadas de entrega artística y de reconocimientos, aún se asombra de que no pueda recibir a los turistas en su casa, como a ella le gustaría. “Los precios que acá sacamos apenas cubren los costos y no nos dejan ganancia. Por eso usted nos ve que hace años tenemos las mismas cosas y ni siquiera puedo hacer el piso de un cuarto”, me cuenta rodeada por un centenar de sus creaciones de diversos tamaños.
A través de la puerta abierta de su sala observamos que el viento levanta la tierra de las calles que, a pesar de las promesas electorales, aún no han sido pavimentadas. Dice que así es a diario y que por eso todo se cubre de polvo. Y sus creaciones no son la excepción. “En las mañanas, antes de empezar a trabajar, tengo que limpiar cada pieza porque no tengo a nadie que lo haga, ni tampoco me alcanzaría el dinero para pagarle a un ayudante”.
En el ambiente contiguo, que es su taller, el barro lo domina todo. Las paredes y los hornos son de adobe y el suelo es de tierra. Debajo del techo de calamina, el trabajo sosegado calma el paso del tiempo. Sobre dos mesas, algunas sillas y el piso reposan las piezas culminadas y los materiales que sirven para atizar la imaginación. Junto a un televisor y un aparato de radio la maestra y sus dos hijos dialogan con la creatividad.
Conservan una antigua técnica llamada el paleteado. Sobre una piedra ovalada colocan una porción de arcilla y la extienden dándole golpes suaves con la paleta. Así elaboran las vasijas, los cántaros y todos los objetivos utilitarios de uso doméstico. Aplican también la forma manual para esculpir personajes típicos, animales de la zona y motivos decorativos. No usan el torno ni los moldes, porque solo producen piezas únicas.
La maestra vive agradecida a Dios por permitirle compartir su vocación con dos hijos, se sus siete hijos. “Por mi edad, les digo que me ayuden más y que después se tendrán que quedarse con este arte. Quiero que lo sigan haciendo porque desde años atrás luchamos para que no se pierda”. Aunque sus tres hijos varones dominan la técnica, no la practican porque ya no es rentable porque la competencia trabaja en serie y abarata precios.
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Gracias a la calidad y originalidad de sus obras, Juan Sosa Alache es reconocidas no solo en el país sino también en el exterior.
© Jesús Raymundo / Artífice Comunicadores |
Talento y creatividad
Cuando comenzó, no pensó que algún día sus creaciones llegaran a ser reconocidas en Lima, mucho menos en España y Estados Unidos, a donde ha viajado para participar en ferias internacionales. “Mi padre Andrés Sosa Ruiz era analfabeto y hacía bastantes cosas rústicas para venderlas. Así fui conociendo todo el trabajo, desde los 9 años. Recién a los 11 años me puse a trabajar los “comienzos”, que eran como unos gorros de arcilla andina”.
Un día su hermano mayor le preguntó si le gustaría aprender la técnica. Al conocer sus intenciones, se dedicó a enseñarle junto a sus dos hermanas. La condición era que se levantaran muy temprano, apenas escucharan los toques de una campanita. Por ser la mayor, ponía más empeño a las actividades. Así aprendió a lograr “comienzos” en menor tiempo y a producir grandes cantidades. Un día, una mujer los compró todos.
“Yo me decía por qué esa señora habrá comprado todas esas piezas tan feas, porque para mí estaban feas. Entonces empecé a trabajar más piezas, pero ya no tan gruesas como la primera vez”, comenta. Después de un año de práctica, Juana Sosa Alache pudo culminar sola su primera obra de arte. Con el tiempo aprendió que debía ponerle su firma a cada pieza porque son únicas y se diferencian del resto por su estilo personal.
Al casarse, a los 17 años, le propuso a su esposo continuar con lo que le gustaba y que lo hacía tan bien. Al inicio se opuso y solo aceptaría si decía a sus familiares que él era quien se dedicaba a la cerámica. Su hermano, el maestro Gerásimo Sosa Alache, fue quien lo convenció. En aquellos años, su madre era su mejor promotora. Ella se encargaba de traer a los turistas hasta su taller.
Su primer motivo nació de su entorno. “Veía bastantes señores a quienes les gustaban la música. No solo componían, sino también cantaban. Entonces hice al cholo con su ponchito y sombrero, tocando su guitarra”. Después nacieron las cholas que llevaban sus depósitos de agua y las que regresaban del campo cargando su leña. Poco a poco sus motivos empezaron a gozar de popularidad.
Nuevas rutas
La primera vez que salió de Chulucanas fue gracias al apoyo recibido por el Movimiento Manuela Ramos. “Tenía miedo de ir a Lima porque nunca antes había viajado fuera de mi pueblo, pero me fue bien. Yo mandaba cajas con cerámicas y ellas me ayudaban a venderlas cada vez que había alguna feria o cuando se encontraban de aniversario”.
El 2001 envió una pieza inspirada en una novia a un concurso que se organizó en Estados Unidos. Un día, cuando ya se había olvidado del certamen, la llamaron para darle la gran noticia de que era una de las ganadoras. Feliz por los resultados, aunque temerosa por su primer viaje fuera del país, aceptó la invitación. Después participó en una feria de arte popular en España, en donde vendió sus mejores trabajos.
“Es mentira que el artesano tenga dinero”, me dice con cierta desazón. Me comenta que cada vez vende menos porque la mayoría de los clientes prefieren jarrones que otros artesanos ofrecen en grandes cantidades. A pesar de las dificultades, asegura que sus manos seguirán despertando la magia de la arcilla porque la cerámica siempre será un acto de fe.
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Juana Sosa Alache vive agradecida a Dios por permitirle compartir su vocación con dos de sus siete hijos.
© Jesús Raymundo / Artífice Comunicadores |
Publicado por Jesús Raymundo en 15:34
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Etiquetas: Arte popular, cerámica de Chulucanas, Juana Sosa Alache, Personajes
LUNES 16 DE ENERO DE 2012
Innovador de hornos artesanales
Un día decidió acabar con el humo que amenazaba la salud de su familia y el futuro de la cerámica de Chulucanas. Ante la queja de los vecinos por la contaminación del ambiente, se propuso innovar los hornos que utilizan para el quemado y el ahumado de las piezas artísticas. Cuatro años después, su prototipo le devolvió la fe a su familia.* |
El ceramista Dany Cruz Sosa ha innovado los hornos tradicionales para el quemado y el ahumado.
© Jesús Raymundo / Artífice Comunicadores |
De cuclillas, sonriéndole a la esperanza, el artesano Dany Cruz Sosa introduce la leña seca en la boca del horno de barro que tiene la forma de una cabeza humana. A pesar de que necesita más tiempo para su trabajo, prefiere el fuego lento porque ha descubierto que así evita que se produzca humo en el ambiente. Después de tantos ensayos, ha innovado la tradicional forma de quemar las piezas de cerámica producidas en su taller.
Horno para quemado
En su taller de Chulucanas cuenta con dos hornos de diferentes capacidades que han sido diseñados por él. En el pequeño puede quemar hasta veinte piezas y en la grande, hasta cincuenta. El tiempo del proceso también varía: el primero le demanda cinco horas y el segundo, siete. “En ambos casos se tienen que lograr un quemado uniforme porque sino la calidad no será buena”, dice.
En la parte inferior, al ras del suelo, se produce la brasa a fuego lento. Encima, en un espacio cilíndrico limpio,se colocan las diferentes piezas artísticas, unas sobre otras. Luego se cubren con restos de cerámica. Se calienta aproximadamente en una hora y media.No se usa combustible para prenderla ni se introduce la leñaal horno porque aumentará la combustión. Todo el proceso se realiza exactamente en la boca, casi al aire libre.
La temperatura se eleva con la brasa. “Uno calcula la cantidad que se necesita, que son unas cuatro libras. Si la leña se pone a más de veinte centímetros dentro de la boca, se prenderá rápido y habrá más humo”. A diferencia de la técnica tradicional, con la que están acostumbrados los artesanos, en esta propuesta se necesita mayor tiempo para la quema y ello repercute en el plazo de entrega de los productos.
Los tiempos han cambiado. Los objetos utilitarios de los alfareros se utilizan cada vez menos en los hogares rurales porque el plástico y el metal dominan el mercado. En la ciudad, que continúa poblándose y modernizándose, hay poco espacio para los talleres de cerámica artística. Ahora ya no es posible seguir trabajando con el siglo pasado porque hay mayor preocupación por la salud de las personas y la contaminación del ambiente.
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Gracias a los nuevos hornos se evita la contaminación del medioambiente y se protege la salud de los ceramistas.
© Jesús Raymundo / Artífice Comunicadores |
MIS PADRES:
DON: ANDRES SOSA RUIZ y DOÑA: FRANCISCA SOSA ALACHE
JUANA Y ESPOSO
DON: TEODORO CRUZ JUAREZ y DOÑA: JUANA SOSA ALACHE
TECNICA DEL PALETEADO
k buena pagina de mi abuelia :) ;)
ResponderEliminarHola, me llamo Fernando y vivo en Argentina, hace tres años que estoy aprendiendo alfarería y quisiera saber si puedo ir a aprender las tecnicas que Ud, aplican a esa hermosas piezas que hacen. Estoy dispuesto a viajar y estar al menos una semana para aprender sus técnicas. Mi mail es gimenez3370@gmail.com. Gracias y saludos
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